miércoles, 2 de noviembre de 2011

Slyvonckz o la Revolución amordazada


                                           Slyvonckz o la Revolución amordazada
                                          
Las tratativas del Régimen con los rebeldes de la provincia de Slyvonckz fracasaron. Elisabeth Zlatinowska[1] fue asignada para la coordinación de los pactos “no-agresión” con la dictadura de Joseph Kodlowr por Piotr Smarinovich[2]. Smarinovich, un hombre de unos treinta años, mantenía su postura intransigente en lo que a valores éticos respectaba, como lo señaló en el manifiesto del PSR[3] titulado “Pueblo e ideología”:
“(…) La lucha de clases siempre estuvo, está y seguirá existiendo. Es una característica intrínseca del sistema de explotación capitalista, que, justamente, avala, consiente y reproduce –desde y en el plano de la superestructura– la desigual participación en el sistema de producción.
(…) La lucha de clases es inexorable, la guerra civil, como expresión máxima de la contraposición de intereses antagónicos, también. No obstante, el verdadero revolucionario debe saber utilizar en la medida justa una de sus principales armas: la violencia. La violencia es la metralleta de todo guerrillero, pero es también la cicuta de todo movimiento revolucionario. Un alto número de víctimas civiles es el sepulturero de toda acción subversiva.”
Smarinovich sostenía que las condiciones objetivas no estaban dadas, faltaba aún que la conciencia de clase madurase en los obreros y que el éxito de la Revolución dependía, en gran medida, de dichas tratativas. Presión; quizás demasiada para la joven Zlatinowska de 28 años, quien supo demostrar temple y capacidad de mando en momentos difíciles.
Los términos del Régimen eran herméticos, totalmente inaceptables para cualquier movimiento revolucionario. “Aceptar lo que Kodlowr propone, implica consentir la estrangulación de la Revolución” escribió Elisabeth en su diario. La guerra ya estaba en marcha…

                                                         ***

La fría madrugada del 23 de mayo del 1950 acompañada de una fuerte helada se hizo sentir entre los guerrilleros, que mal alimentados y mal equipados como estaban, se encontraban sumidos en el más profundo sueño a escasos metros del bosque de Zlotogrod. Lev Polkoskowicz[4], a cargo de la guardia nocturna, alcanzó a divisar, en medio de la claridad incipiente, un pelotón del Ejército del Régimen a unos 100 metros. Ordenó a sus hombres volver al campamento y alertar a los demás guerrilleros. En medio de la improvisada reorganización, una densa balacera cayó sobre la 2da División del ESR. Los guerrilleros utilizaban troncos caídos, árboles, arbustos, montículos de rocas y ruinas edilicias a modo de barricadas para mantener posiciones, que, a cada instante que pasaba, se volvían cada vez más insostenibles. Elisabeth, en cuestión de minutos, comprendió que la emboscada había sido premeditada y que su ejército era incapaz de dar batalla en tales condiciones. Ordenó la retirada hacia el sur, hacia el bosque de Zlotogrod. Polkoskowicz, en medio de la balacera, alcanzó a gritar, que él y un reducido grupo de hombres formarían la retaguardia a fin de contener el ataque y facilitar la retirada de los demás guerrilleros. A pesar de considerar altamente riesgosa dicha decisión heroica, aceptó, y aceleró la retirada de gran parte del ejército.
En cuestión de una hora, la 2da División del ESR se encontraba en la localidad de Wierbery, a unos 15 kilómetros del bosque de Zlotogrod. Hacia el mediodía, llegó un puñado de hombres a Wiebery. Era la retaguardia del ESR; Elisabeth salió a su encuentro. Ilich, Mijaíl, entre otros, tenían los ojos llorosos; la retaguardia había cumplido su objetivo, pero el costo había sido alto, demasiado quizás: no sólo no se había podido rescatar absolutamente nada del campamento, sino que Lev Polkoskowicz había caído en combate. Elisabeth se mordió los labios, frunció el ceño y miró el suelo buscando consuelo. Musitó unas palabras inaudibles. Había perdido no sólo su mejor hombre, sino también a su incansable camarada de lucha. Amargas lágrimas brotaron de sus ojos, enrojecidos por la tristeza y por el filo del viento helado. Sin dar instrucciones se retiró a la casa de Inessa Boglowinski, esposa del fallecido Polkoskowicz, a fin de informarle la desconsoladora noticia. En medio de llantos y resoplidos, Inessa descargaba fuertes insultos contra el Régimen y maldecía a los campesinos que oficiaban de informantes del Régimen y no lograban comprender que esa era su revolución. Griogori y Gueorgui, los dos hijos de Polkoskowicz, buscaban consuelo en Elisabeth. Su semblante se había vuelto más triste, aunque no por ello menos sereno. Con los ojos perdidos en el horizonte, Elisabeth pudo entender que el atardecer había caído en Wiebery y que otra noche helada e inapacible los esperaba.


[1] Comandante de la 2° División del Ejército Separatista Revolucionario (ESR). Nacida en 1921, hija de inmigrantes socialistas, tuvo la oportunidad desde su juventud de entrar en contacto con las principales obras marxistas y anarquistas, a partir de las cuales cimentó su pensamiento crítico. En diciembre de 1945, en un mitin trotskista conoció a Smarinovich, quien justamente presidía dicho encuentro.
[2] Comandante en jefe de las Fuerzas Separatistas Revolucionarias de Slyvonckz. Jefe político de la Revolución del ’50.
[3] Partido Separatista Revolucionario. Fundado poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1947) por Piotr Smarinovich y Elisabeth Zlatinowska, debido a las medidas retrógradas que había tomado el Régimen para con el movimiento obrero nacional en lo que Joseph Kodlowr denominó como “Reforma Libertadora” (1946).
[4] Nacido en 1910 en Regenauer, un pueblito situado a unos 20 kilómetros de Slyvonckz. Se unió al PSR a penas fue fundado. Supo forjar una sólida amistad con Elisabeth Zlatinowska y ganarse su confianza; es por esto que se dice que es su mano derecha.




Francisco Moyano Larrazábal
Comisión 36

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