Estimada Mariana,
Me dirijo a usted con el fin de informarle que su madre se ha ido volando. Sí, como escucha, o mejor dicho, lee. Se ha elevado por los aires y no ha podido retornar a tierra firme. Yo me hago cargo de mi responsabilidad sobre el asunto, dado que soy el director de éste hogar para ancianos y es mi deber que todos se encuentren en buenas condiciones, o, por lo menos, que permanezcan dentro del establecimiento. Sin embargo no he dado crédito a las palabras de mis colegas, quienes ya me habían informado acerca de esta costumbre que tenía su madre.
Me dirijo a usted con el fin de informarle que su madre se ha ido volando. Sí, como escucha, o mejor dicho, lee. Se ha elevado por los aires y no ha podido retornar a tierra firme. Yo me hago cargo de mi responsabilidad sobre el asunto, dado que soy el director de éste hogar para ancianos y es mi deber que todos se encuentren en buenas condiciones, o, por lo menos, que permanezcan dentro del establecimiento. Sin embargo no he dado crédito a las palabras de mis colegas, quienes ya me habían informado acerca de esta costumbre que tenía su madre.
Doña Rosa, como usted ya sabe, era una lectora audaz y empedernida. No discriminaba ningún género literario, todos eran de su agrado, por que a la hora de sentarse a leer, ella podía “volar” literalmente, transportándose hacia esa realidad ficticia. Tanto es así que llegó el día en que, aparentemente, no pudo volver a la tierra. O simplemente, no quiso hacerlo.

Supongo que al leer esta carta usted se encontrará un poco angustiada, debido a su pérdida. Pero tal vez la consuele saber que esta repentina huída también le ha causado inconvenientes al hogar. Por extraño que parezca, su madre se llevó consigo una de las tazas de té de un juego antiquísimo de vajilla inglesa, donado por la familia de una de nuestras huéspedes hace muchos años. También la silla donde se encontraba sentada y el libro que leía en el momento de la desaparición se han ido volando junto a su madre, lo que es un inconveniente para la administración de los fondos del hogar ya que tendrán que recortar el presupuesto destinado a los servicios básicos del establecimiento para reponer los insumos faltantes.
Para concluir, quiero comunicarle mis condolencias por su pérdida, además de invitarla a retirar las pertenencias de doña Rosa dentro de los próximos 10 días, ya que nuestra lista de espera es extensa. De todas formas, no damos por descontado que ésta, en un rapto de coherencia, quiera retornar a la tierra con los que más la queremos. Si esto sucede, estaremos encantados de recibirla nuevamente, tomando las medidas pertinentes, ya que usted era la única en abonar la cuota en tiempo y forma.
Espero verla pronto, mis saludos
Atte. Alfredo Di Santi.
Director General del hogar para ancianos “Siempre juntos”.
Director General del hogar para ancianos “Siempre juntos”.
CAMILA BAZÁN.
COMISIÓN 36
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