Conozco
el efecto que causo en la gente, por lo que no me extrañó en absoluto que se
mostraran distantes la primera vez que me acerqué. Distantes tal vez suene un
poco violento, y no es el caso, para nada. Atemorizados se ajusta con mayor
certeza a la realidad.
Detrás
de esa fingida indiferencia y ese sobreactuado rechazo yo sé lo que
verdaderamente se esconde. Hay situaciones en la vida en que un conjunto de
sentimientos desconocidos, por lo intensos, se apoderan de uno y ya no se sabe
bien cómo actuar a partir de ahí. Entonces, ante tal estado de desconcierto,
uno puede llegar a cargar las culpas sobre un inocente.
Un
poco de envidia, es lógica. No por nada mis papás siempre insistían en mi
personalidad arrolladora y mi belleza sobrenatural. Cuando era chico me
fastidiaba un poco, pero ahora puedo entender perfectamente su cuasi obsesión
por registrar con la video y la cámara cada momento de mi vida. Esos álbumes y
casetes van a cumplir un papel protagonista cuando, ya muerto, inauguren mi
museo personal.
También
debe haber un poco de enojo, aunque estoy seguro que lo van a superar. Siendo
portador de un estilo excepcional no me extrañaría que sus mujeres estén
muertas conmigo. Imagino que alguna, traicionada por el inconsciente, habrá
pronunciado mi nombre en algún momento de pasión. O quizá fue incapaz de
reprimir comerme con los ojos enfrente de su legítimo. Un episodio como estos
enfurecerían a cualquier hombre, pero, otra vez, ¿soy yo el culpable?
En
una ocasión los vi caminar en fila, como siempre acostumbran, por la plaza del
centro. Yo estaba solo y un poco triste. En sus caras tampoco se percibía mucha
alegría, por lo que me dije, ¿no es ésta la oportunidad perfecta para el
comienzo de una linda amistad? Y me acerqué. Como si nada, intentando seguir su
ritmo e imitando el movimiento homogéneo de sus cuerpos, caminé detrás suyo. Me
posicioné justo después del último y marché recto, sin pasar los límites de la
línea que ellos trazaban con la perfecta sincronía de sus pasos. Todo iba
perfecto, casi podía imaginarme siendo uno más, formando parte, y la tristeza
ya no se sentía. Entonces, el que caminaba inmediatamente delante mío giró su
cabeza y me miró de reojo. Como un efecto dominó, los demás repitieron el
gesto, sin alterar su paseo. Yo sonreí ampliamente, mostrando todos mis
dientes, irresistible. Pero ellos no. Otra vez sentí que me observaban con
desprecio y no entendí por qué. Aceleraron su ritmo, pero yo también podía
caminar más rápido. Al cruzar la calle el semáforo me retuvo y tuve que
dejarlos ir. Producto del esfuerzo, estaba empapado en transpiración ¿habrá
sido por eso? Tal vez les molestó el olor, ellos siempre tan prolijos y
pulcros. Sin embargo, los defectos nos hacen humanos ¿no es cierto?
Por
mi parte, pretendo que me acepten como sea. Estoy realmente dispuesto, y me
conozco, cuando una meta se presenta como imposible de alcanzar, en lugar de
desalentarme, funciona a la inversa e intensifica mis deseos. Si esto es una
prueba que debo pasar, una especie de evaluación para comprobar si mis
intenciones son sinceras o si soy capaz y digno de estar junto a ellos, lo voy
a hacer. En el caso de que aun guarden conmigo algún tipo de rencor, entonces
será cuestión de tiempo para que recapaciten. Mientras tanto, mantengo firme mi
ánimo. Estoy seguro de que cuando me conozcan, les voy a encantar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario