jueves, 27 de junio de 2013

Comunidad

Conozco el efecto que causo en la gente, por lo que no me extrañó en absoluto que se mostraran distantes la primera vez que me acerqué. Distantes tal vez suene un poco violento, y no es el caso, para nada. Atemorizados se ajusta con mayor certeza a la realidad.
Detrás de esa fingida indiferencia y ese sobreactuado rechazo yo sé lo que verdaderamente se esconde. Hay situaciones en la vida en que un conjunto de sentimientos desconocidos, por lo intensos, se apoderan de uno y ya no se sabe bien cómo actuar a partir de ahí. Entonces, ante tal estado de desconcierto, uno puede llegar a cargar las culpas sobre un inocente.
Un poco de envidia, es lógica. No por nada mis papás siempre insistían en mi personalidad arrolladora y mi belleza sobrenatural. Cuando era chico me fastidiaba un poco, pero ahora puedo entender perfectamente su cuasi obsesión por registrar con la video y la cámara cada momento de mi vida. Esos álbumes y casetes van a cumplir un papel protagonista cuando, ya muerto, inauguren mi museo personal.
También debe haber un poco de enojo, aunque estoy seguro que lo van a superar. Siendo portador de un estilo excepcional no me extrañaría que sus mujeres estén muertas conmigo. Imagino que alguna, traicionada por el inconsciente, habrá pronunciado mi nombre en algún momento de pasión. O quizá fue incapaz de reprimir comerme con los ojos enfrente de su legítimo. Un episodio como estos enfurecerían a cualquier hombre, pero, otra vez, ¿soy yo el culpable?
En una ocasión los vi caminar en fila, como siempre acostumbran, por la plaza del centro. Yo estaba solo y un poco triste. En sus caras tampoco se percibía mucha alegría, por lo que me dije, ¿no es ésta la oportunidad perfecta para el comienzo de una linda amistad? Y me acerqué. Como si nada, intentando seguir su ritmo e imitando el movimiento homogéneo de sus cuerpos, caminé detrás suyo. Me posicioné justo después del último y marché recto, sin pasar los límites de la línea que ellos trazaban con la perfecta sincronía de sus pasos. Todo iba perfecto, casi podía imaginarme siendo uno más, formando parte, y la tristeza ya no se sentía. Entonces, el que caminaba inmediatamente delante mío giró su cabeza y me miró de reojo. Como un efecto dominó, los demás repitieron el gesto, sin alterar su paseo. Yo sonreí ampliamente, mostrando todos mis dientes, irresistible. Pero ellos no. Otra vez sentí que me observaban con desprecio y no entendí por qué. Aceleraron su ritmo, pero yo también podía caminar más rápido. Al cruzar la calle el semáforo me retuvo y tuve que dejarlos ir. Producto del esfuerzo, estaba empapado en transpiración ¿habrá sido por eso? Tal vez les molestó el olor, ellos siempre tan prolijos y pulcros. Sin embargo, los defectos nos hacen humanos ¿no es cierto?

Por mi parte, pretendo que me acepten como sea. Estoy realmente dispuesto, y me conozco, cuando una meta se presenta como imposible de alcanzar, en lugar de desalentarme, funciona a la inversa e intensifica mis deseos. Si esto es una prueba que debo pasar, una especie de evaluación para comprobar si mis intenciones son sinceras o si soy capaz y digno de estar junto a ellos, lo voy a hacer. En el caso de que aun guarden conmigo algún tipo de rencor, entonces será cuestión de tiempo para que recapaciten. Mientras tanto, mantengo firme mi ánimo. Estoy seguro de que cuando me conozcan, les voy a encantar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario