miércoles, 20 de noviembre de 2013

Hammerstein o el tesón

Reseña del libro de Hans Magnus Enzensberger.


Me es imposible no recordar el debate: Christopher R. Browning vs. Daniel Jonás Goldhagen; intencionalista y funcionalista del accionar militar y civil en el periodo del nazismo. Básicamente, los intencionalistas creen que la decisión del régimen nazi para exterminar a los judíos europeos fue metódicamente planificada y fue el proceso derivado de la iniciativa de lucha contra el antisemitismo desenfrenado de Hitler. Los funcionalistas, contrariamente, creen que el exterminio se manifiesta con los métodos y las inclinaciones de los asesinos genocidas.

            Mediante documentación y testimonios tomados en la época de la posguerra respecto del accionar del Batallón 101 de la Policía de Orden, Browning descubrió una grieta en la idea equívoca de que los asesinos de los judíos eran nazis fanáticos y fue capaz de dar nombre a los autores del Holocausto. Los documentos utilizados por Browning mostraron que los miembros del Batallón de la Policía de Orden 101, responsables de la muerte de 83.000 judíos, fueron hombres de todas las edades, de todos los estratos y de todos los ámbitos de la vida alemana, no representativos del modelo tradicional de nazi-genocida. Browning saca en limpio, concluye que la demografía del batallón en cuanto espejo social era muy representativa del estado alemán en su conjunto.
            Goldhagen, sin embargo, no está de acuerdo en la totalidad de la afirmación de Browing, este posee un enfoque mucho más amplio que presenta un análisis histórico y cultural, tanto en el pasado como en el período del nazismo. Goldhagen afirma que la historia cultural de Alemania, no sólo del antisemitismo, sino también del  eliminacionismo en general, es el motor primario que motivó el Holocausto. Este autor desafía directamente la evaluación de Browning mientras que acusa al mismo tiempo a todos los alemanes. Afirma que el odio alemán a la alteridad es algo estructural y crónico en la historia de Alemania, que solo necesitaban el permiso de una autoridad superior para dar el paso genocida.
            Existen casos, excepciones en la sociedad alemana, por ejemplo, el general Kurt von Hammerstein-Equord, él, su familia y otras personas cercanas, nunca aceptaron el totalitarismo. Hammerstein, no militó activamente en la resistencia de la minoría alemana frente al nazismo, pero su evidente oposición al régimen le costó su carrera militar. La vida del general, su esposa y sus siete hijos, opuestos a la tiranía como su padre, sirve como ejemplo para demostrar que en realidad la historia pudo ser una síntesis, un cruce de las dos teorías: que no todos los militares estaban a favor del nazismo y que no toda la sociedad alemana mató.
            El curso de la narración en Hammerstein o el tesón de H. M. Enzensberger no es, en modo alguno, lineal, sino que referencia a hechos históricos, anécdotas, citas de documentos escritos y testimonios constantemente, detalles sobre las intrigas de los espías y contraespías alemanes y rusos y conversaciones póstumas. El libro está escrito con gran libertad de estilo, que se parece más a un ensayo con fotografías que a una novela, el mismo Enzensberger finaliza el libro con un posfacio donde explica por qué no ha escrito una novela (…) no se trata de mi historia, sino de la historia de personas totalmente ajenas a mí, y que, en mi opinión, merecen ser recordadas.
            Se puede apreciar cierta similitud entre lo holgazán de Hitler y el desinterés por el trabajo burocrático del general Hammerstein, pero en un caso se trata de una pereza que surge de la inconstancia, la inmadurez y en el otro hay que hablar del cansancio aristocrático de un militar que se tomaba la vida con humor, calma, pero siempre de una manera crítica.
            Enzensberger advierte que su libro no puede interpretarse como un documento, considera que está más cerca de la fotografía que de la pintura, de ahí el recurso de alumbrar encuentros imaginarios. Hammerstein no hizo nada notable, salvo enfrentarse a una perversa dictadura, consideraba que El miedo no es una visión del mundo.


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